Elevándose sobre los valles de Valleseco y Valle Grande se halla este impresionante roque que, con justicia, lleva el nombre de La Fortaleza.
Con cerca de 760 m de altitud, este roque constituye un ejemplo del poder de la erosión. Compuesto por rocas basálticas, la Fortaleza posee unas laderas abruptas, siendo auténticas fugas por su cara norte.
Según algunos autores, su nombre también alude a que fue refugio de los guanches alzados que intentaron sobrevivir con sus viejas costumbres después de la conquista. Juan Bethencourt Alfonso nos deja incluso su nombre aborigen: Diios o Diyos.
Aunque actualmente su vegetación se encuentra bastante degradada debido al sobrepastoreo y las actividades agrícolas, componiéndose de matorrales de sustitución de inciensos y tuneras, en otro tiempo debió contar con comunidades termófilas de sabinas. No obstante, los riscos de este roque aún son refugio para especies como el perejil de risco (Pimpinella anagodendron).
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