Si caminamos por el viejo y boscoso camino de la Punta de Anaga nos aparecerá en un repentino calvero esta mole de piedra que, si se encuentra cubierta de bruma, semeja el fantasma de un gigante de leyenda. Es el roque Anambro.
Con sus 862 m sobre el nivel del mar, el Anambro es una de las formaciones geológicas más llamativas del macizo de Anaga. Se trata de un pitón fonolítico en forma de aguja vertical de unos 75 m de altura visible. Estos pitones se forman cuando la lava que se solidifica es muy viscosa. Con el paso del tiempo, al erosionarse los materiales más débiles que lo rodeaban, quedan al aire con esta característica forma.
El roque Anambro, visible desde muchas zonas de la banda norte de Anaga, se encuentra en el límite de la Reserva Natural Integral del Pijaral, y forma parte de su atractivo geológico.
La flora que lo rodea está compuesta por un brezal de crestería, con ejemplares de tejo Erica platycodon, acebiño Ilex canariensis, retamón Teline canariensis, o brezo Erica arborea, creciendo incluso encaramados entre las grietas de las paredes verticales del roque.
Este roque, debido a sus características, ha sido utilizado para realizar escalada como lo demuestran algunas vías existentes en su superficie.
Al parecer antes existía, como en muchos otros sitios del macizo, una pequeña cruz hecha con ramas de brezo en lo alto del roque, si bien hoy en día ha desaparecido.
El nombre de Anambro es de procedencia guanche y, aunque no existen datos, es probable que fuera un hito mágico-religioso para nuestros antepasados debido a sus destacadas características sobre el terreno circundante. El significado de este vocablo se desconoce.
La fotografía fue tomada el 30 de marzo de 2008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario